Pétalos de una flor, si o no
Mente y cáncer

El futuro con cáncer se convierte en «Quizás, quizás, quizás…»

Siempre había soñado en un futuro…Soñaba en diseñar y construir mi propia casa en una colina con vistas al mar. Me imaginaba una casa con una gran chimenea  en el salón y envejecía acompañada de familia y amigos. Creía que si le ponía empeño lo podía conseguir, pero después del cáncer todo se ha convertido en un quizás. Sigo teniendo la ilusión de lograrlo pero cuesta imaginar un futuro sólido, un futuro en vida. Los sueños del futuro con cáncer se desvanecen, se pierden y se convierten en un “quizás…”  Y no sólo eso, los cambios que genera el tratamiento en tu cuerpo  te hacen cuestionarte los pilares de tu vida ¿Podré tener una familia? ¿Les veré crecer? ¿Qué plan preparo con mi pareja? ¿Qué peso le doy al trabajo?

Pero a la vez que el futuro se diluye el presente cobra fuerza, cada día es un regalo, la alegría, la tristeza, la soledad y la compañía, aprendes a disfrutar de cada uno de estos sentimientos y momentos en cuerpo y alma. Las emociones y sensaciones que despiertas son el mejor presente que te puede dar esta enfermedad. Cada segundo que pasa es lo único real que tenemos, cada encuentro, cada llamada, cada mensaje… El abrazar la muerte o el ser consciente de que está allí te permite ser conocedor de que cada momento es único e irrepetible. En definitiva, durante la enfermedad aprendes a sonreírle a la vida y apreciarla al máximo.

Adverbios temporales vuelven a tus frases

Pero esto no es así siempre, por desgracia, estos sentimientos no son eternos.  A medida que avanzan los días vas viendo como el tratamiento funciona, conoces gente que ha pasado la enfermedad y ves como a día de hoy están estupendos. Si ellos se han curado del cáncer ¿Por qué yo no? Tus frases de modo inconsciente se completan con adverbios temporales de futuro: “el día de mañana”, “en unos años…”, “cuando nos casemos…”. «cuando tengamos hijos…«.Quizás esos días lleguen, es más,  estoy convencida de que llegarán. El quizás, quizás pierde fuerza y pones el foco en un futuro sin cáncer.

Echas la vista atrás y parece que la enfermedad ha quedado lejos (y yo aún sigo con radioterapia) pero tengo el foco en volver a trabajar, en recuperar la normalidad de mis días y ya he olvidado la incertidumbre de los primeros días de médicos, análisis y tratamientos. Pero hay algo que me asusta y es entrar en la rutina y perder la pasión de disfrutar del día de hoy. Ojalá que cada día cuando me mire al espejo y vea las marcas de guerra que llevo en mi cuerpo me hagan pensar: ¡Gracias por poder empezar un nuevo día! Ojalá pueda mantener las fuerzas de sonreír en todo momento y transmitir lo bueno de la vida. Y por la noche cuando me acueste contigo en la cama pueda contarte 3 cosas buenas que han pasado en el día de hoy como hemos hecho durante todo este año ¿si he conseguido encontrar 3 cosas buenas entre médicos y hospitales sin creer en un futuro con cáncer como no lo voy hacer ahora que sólo tengo que enfrentarme a la vida? Y tú que me estás leyendo ¿Qué 3 cosas buenas te han pasado en el día de hoy?

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